La vista y el tacto (ca. 1929-30), proyecto que parte del dibujo del mismo título de Federico García Lorca, supone un nuevo acercamiento interdisciplinar del archivo del poeta al público, entendido el primero como un magma que cristaliza y se disuelve en contacto con obras ajenas al mismo, textos que lo invocan, estéticas que lo atraviesan, o que parecen ser predichas desde la obra del poeta.